Susannah Spurgeon

Susannah Spurgeon
1832 – 1892

Mientras Susannah Spurgeon  siempre será recordada como la esposa fiel y alentadora del gran predicador Charles Haddon Spurgeon, ella merece un reconocimiento por derecho propio por la Iglesia Cristiana en el marco de su fondo para el suministro de libros de teología a los clérigos y ministros demasiado pobres para comprar . La importancia de esta obra cristiana no debe ser pasado por alto o subestimada. En el momento en el que vivía la señora Spurgeon, muchos ministros que vivian en Inglaterra se les daba  un salario tan pobre que apenas podía alimentar a sus familias, y ni  hablar de comprar libros para ayudarles a crecer espiritualmente y mejorar sus ministerios. De hecho, cuando el Fondo de Reserva se inició, se descubrió que muchos ministros no había sido capaz de comprar un libro nuevo por diez años!

Susannah Thompson nacio el 15 de enero de 1832 en los suburbios del sur de la ciudad de Londres. Se crió en un hogar piadoso y tenía amigos cristianos fervientes, como ella creció y ella se convirtió al cristianismo cuando era joven. Pero desde entonces, en aquellos días, no había muchas organizaciones o iglesias que animimaba a los creyentes jóvenes a seguir el servicio cristiano, y, o profundizar en el conocimiento de Dios, había una frialdad y la indiferencia común a la juventud de ese día, Susana incluido.

En 1852, Susana vio por primera vez el hombre que se convertiría en su amado esposo. Él era un simple joven de 19 años y había pedido  predicar en la famosa Capilla de Park Street en Londres y ante la insistencia de sus amigos que asistieron al servicio. Llegados a este punto en su vida, Susana se había vuelto tan espiritualmente fría que ella no entendía la predicación del Evangelio clara de este joven y ella no estaba impresionada con su predicación.

Cuando C.H. Spurgeon finalmente aceptó el pastorado de la Capilla New Park Street, la señorita Thompson a menudo lo visitaba en la casa de su queridos amigos señor  y la señora Olney que eran miembros de la iglesia.  Parece que no pasó mucho tiempo para Susannah a superar sus prejuicios respecto a Carlos como un predicador y pronto se dio cuenta de su vida cristiana estaba muy lejos de lo que debería ser. El Sr. Spurgeon pronto oyó el deseo de Susannah para mejorar su vida cristiana y se entregó a ella y copia ilustrada de “El Progreso del Peregrino” para ayudarla a lo largo de ese camino. Ella estaba muy impresionada por su preocupación por ella y desde ese momento su amistad creció y no pasó mucho tiempo que se convirtió en amor. Carlos y Susana se casaron el 8 de enero de 1856.

El 20 de septiembre de 1856, Susana dio a luz a un conjunto de dos niños gemelos en su casa de Nueva Kent Road. Ella se mantuvo débil durante algún tiempo después del nacimiento de sus hijos y, aunque finalmente se recuperó, ella nunca ganó de nuevo la salud completa y robusta. Gran parte de la vida Susannah se pasó sufriendo de dolencias físicamente que la mantuvieron en cama durante largos períodos de tiempo.

Aunque débil y enferma la mayor parte de su vida adulta, Susannah era un entrenadora fiel de sus dos hijos en la doctrina cristiana y tuvo la alegría de ver a los dos a ser cristianos en una edad temprana. Cuando se convirtieron en hombres adultos,  tanto que sus hijos reconocieron públicamente lo mucho que la enseñanza, influencia y el ejemplo de su madre  juegaron  un papel importante en sus conversiones.

Charles Spurgeon fue un escritor prolífico y tuvo la mayor parte de sus sermones publicados. En el verano de 1875 se completó el primer volumen de “Conferencias a mis alumnos” y dio a su esposa, una copia de prueba del libro, pidiendo su opinión. Ella le dijo a su marido que deseaba poder colocar ese volumen en las manos de cada ministro en Inglaterra. a lo que su marido respondió: “¿por qué no lo hacen: ?”

Susana no estaba preparada para su pregunta, pero la desafió a ver si podía ahorrarse el dinero de su cuenta personal para cumplir su deseo. En ese momento se acordó de algo de dinero que ella había guardado cada vez que tenía algo extra. Ella fue a su habitación y nos dieron el dinero y mientras contaba se dio cuenta de que tenía suficiente dinero para pagar por un centenar de ejemplares de la obra. Fue en ese instante en que el Fondo de Reserva nació.

La próxima edición de “La espada y el palustre”, una revista que era una revista impresa por su marido, que figura un anuncio de la intención de la señora de Spurgeon de dar a los libros y la invitación a los pobres pastores bautistas para solicitar el libro. Las aplicaciones demostraron ser más numerosos que se prevé que la distribución y en principio se hizo entrega de dos centenares de ejemplares en lugar de los cien que había propuesto inicialmente. En la edición siguiente de su publicación, Carlos habló de los muchos ministros que desean nuevos libros para aumentar sus conocimientos y mejorar sus ministerios y del Fondo de Reserva que Susannah creada para satisfacer estas necesidades. El dinero empezó a llegar para financiar el Fondo de Reserva para que los libros podían ser
proporcionada a los ministros necesitados.

Susana continuó la labor del Fondo de Reserva para el resto de su vida. Sus últimos pensamientos antes de su muerte fueron para el Fondo de Reserva, y por los ministros de pobres que se beneficiaron de su ayuda. En su testamento dejó una suma de dinero por la asistencia de la obra.

Además del apoyo que dio a su esposo en su ministerio, el tiempo que pasó de sensibilización y capacitación a sus hijos, y el trabajo que ella hizo con el Fondo de Reserva, Susannah Spurgeon dio una buena cantidad de tiempo a la literatura. Su obra más preciada era “C.H. Autobiografía de Spurgeon, compilado a partir de su diario, cartas y registros “. Como escritor, Susana tenía un don literario poco común. Escribió varios libros en su vida como “Diez años de mi vida en el Servicio del Fondo de Reserva”, “Diez años después”, y varios libros de devocion.

Biografia David Martyn Lloyd-Jones

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David Martyn Lloyd-Jones nació casi a punto de concluir el siglo XIX, el 20 de diciembre de 1899 en la ciudad de Cardiff, al sur de Gales, 7 años después de la muerte de Spurgeon, y dos días antes de la muerte de Moody.

Cuando Martyn tenía cinco años de edad sus padres se mudaron a la pequeña villa de Llangeitho. Esta villa había sido testigo de grandes avivamientos en el pasado reciente entre los metodistas calvinistas; pero en los días de Lloyd-Jones la iglesia había caído en un estado de sopor espiritual. Hablando acerca del pastor de la iglesia a la que ellos asistían como familia, Lloyd-Jones dijo una vez que era “un hombre moral y legalista… Yo no recuerdo que alguna vez haya predicado el evangelio, y ninguno de nosotros tenía una idea de lo que era el evangelio”

A principios de 1910, cuando Lloyd-Jones tenía 11 años, la casa paterna se incendió durante la noche, y tanto él como sus dos hermanos, Harold y Vincent, estuvieron a punto de morir. En ese incidente la mayor parte de los bienes familiares se perdieron y Henry Lloyd-Jones, el padre de Martyn, cayó en bancarrota. Esto cargó profundamente el corazón de Lloyd-Jones, convirtiéndolo en un joven muy serio y determinado a tener éxito en su vida profesional. Él mismo diría más adelante que nunca tuvo una adolescencia.

Tratando de encontrar alguna forma de sustento, Henry Lloyd-Jones se mudó a Canadá con la esperanza de llevarse luego a su familia. Pero al no encontrar trabajo decidió regresar, solo que en vez de dirigirse a Gales, se fue a la ciudad de Londres. Martyn fue enviado entonces a reunirse con su padre el verano de 1914 para servirle de ayuda.

Este fue un tiempo muy difícil para ellos. La situación económica era tan apremiante que Lloyd-Jones describe esta época de su vida como llena de desaliento y depresión: “Teníamos incontables desilusiones – dice él. Mi padre y yo, para ahorrar dinero, caminábamos y caminábamos y caminábamos”[iii]. Finalmente, el padre pudo hacerse de un negocio y la familia volvió a estar junta una vez más.

Entre 1914 y 1916 Lloyd-Jones concluyó sus estudios de bachillerato y a los 16 años de edad fue admitido en la carrera de medicina. Pasó sus exámenes de admisión con tanta excelencia que fue admitido en el prestigioso Hospital de St. Bartholomew, a pesar de ser tan joven. Este hospital era para la comunidad médica lo que Oxford era para la comunidad intelectual. A los 21 años se graduó de cirujano (aunque como era tan joven tuvo que esperar para graduarse). Su capacidad era tal que Sir Thomas Horder, médico de la corona y uno de los más eminentes doctores de la época, lo empleó como su asistente. Horder dijo de él que era “el pensador más agudo que alguna vez haya conocido”.

Conversión y llamamiento al ministerio

En lo tocante a su vida espiritual, tanto Martyn como sus dos hermanos habían profesado la fe en la iglesia Metodista Calvinista de Llangeitho, antes de mudarse a Londres en 1914. Y una vez establecidos allí, continuaron asistiendo a una iglesia de la misma denominación, la Capilla de Charing Cross, donde Martyn Lloyd-Jones llegó a ser el Superintendente de la Escuela Dominical a los 18 años de edad.

Sin embargo, al cumplir los 20 Lloyd-Jones se dio cuenta que realmente no era cristiano. En su libro “La predicación y los predicadores”, dice lo siguiente al respecto: “Durante muchos años creí que yo era cristiano cuando en realidad no lo era. Llegó un momento en que me di cuenta de que nunca había sido cristiano y me convertí. Pero había sido miembro de una iglesia y asistía a mi Iglesia y a sus cultos regularmente. Por tanto, cualquiera que diera por sentado, como hicieron la mayoría de los predicadores, que yo era cristiano estaba haciendo una suposición falsa. Esa no era una verdadera evaluación de mi estado. Lo que yo necesitaba era una predicación que me convenciera de pecado y que me hiciera ver mi necesidad y me llevara a un verdadero arrepentimiento y me enseñara algo de la regeneración. Pero yo nunca había oído hablar de esto”.

Todo eso cambió en algún punto entre 1921 y 1923. El Espíritu de Dios trajo tal convicción sobre él de la veracidad del cristianismo que de inmediato se sintió compelido a predicar el evangelio. En 1925, Lloyd-Jones fue invitado a hablar en una sociedad literaria y de debates, donde dio un discurso titulado “La Tragedia del Gales Moderno” y en el cual mostró la sorprendente capacidad de análisis, que luego sería tan evidente en su predicación. La prensa lo alabó como uno de los galeses más brillantes de Londres y algunos comenzaron a preguntarse si la práctica de la medicina era el lugar más apropiado para él. Lo que ellos no sabían era que el mismo Lloyd-Jones ya había tomado una decisión al respecto.

A la Capilla de Charing Cross también asistía Tom Phillips, un oftalmólogo muy famoso cuya hija, Bethan, estaba a punto de graduarse como médico. Desde la primera visita que Lloyd-Jones hizo a esa iglesia años atrás había puesto sus ojos en ella. Lloyd-Jones tenía la preocupación de que Bethan lo rechazara cuando le confiara los planes que tenía de dejar la medicina para dedicarse al ministerio; pero para sorpresa suya ella no puso ninguna objeción.

Unos 3 meses antes de su boda, Martyn Lloyd-Jones había sido invitado a predicar en la Iglesia de Bethlehem Forward Mission, en Sandfields, Averabon, al sur de Gales; y quedaron tan impactados por la claridad, el poder y la lógica de su mensaje, que no solo le pidieron que los visitara de nuevo, sino que finalmente le solicitaron que fuera su pastor; invitación que Lloyd-Jones aceptó.

Esa decisión causó tanta sorpresa, que fue comentada en varios periódicos londinenses. Mucha gente no podía entender cómo un profesional, con un futuro tan brillante, había tomado la decisión de venir a ser el pastor de una iglesia ubicada precisamente en el poblado de Sandfields, con muy poco nivel educativo y con una muy mala reputación moral. Alguien escribió en esa época que Sandfields era un lugar para “el jugador, la prostituta y el publicano”. Sin embargo, allí se fueron Martyn y Bethan luego de su luna de miel a principios de 1927.

Al inicio de su ministerio algunos ministros ordenados de la iglesia Presbiteriana se sentían recelosos por el hecho de que Lloyd-Jones no tenía ninguna preparación teológica formal. Mientras que los médicos locales tampoco estaban muy contentos porque pensaban que él había ido allí a mostrar su superioridad y arrebatarles a sus pacientes. Pero poco a poco los prejuicios comenzaron a desvanecerse y la iglesia comenzó a crecer. Hombres y mujeres reconocidos por su impiedad eran convertidos por el poder del Espíritu de Dios, mientras Lloyd-Jones se dedicaba a predicar expositivamente la Palabra de Dios, versículo por versículo.

Siendo galés de nacimiento, Lloyd-Jones conocía muy bien el carácter emotivo de los galeses, algo que muchos predicadores aprovechaban predicando con un estilo muy emocional para lograr supuestas conversiones que generalmente no duraban mucho tiempo. Pero a diferencia de ellos, Lloyd-Jones no comenzaba con las emociones de sus oyentes, que son fácilmente manipulables, sino con sus cabezas; él sabía que si quería ver verdaderos frutos de conversión la mente debía ser alcanzada primero.

Nunca contaba chistes desde el púlpito, ni utilizaba anécdotas personales, sino que basaba sus sermones en exponer exclusivamente lo que enseñaban los textos bíblicos que exponía. Él estaba convencido de que la clase obrera poseía la capacidad de sostener un debate lógico y bíblico. De manera que la membrecía no sólo creció numéricamente, sino también en madurez espiritual y en el número de hombres que posteriormente llegarían a ser pastores.

Durante los 11 años que duró su ministerio en Averabon la iglesia experimentó un crecimiento sorprendente, sobre todo entre los años 1930 y 1931. De igual manera Lloyd-Jones era cada vez más solicitado como predicador, no solo en el Reino Unido, sino también en los EUA y Canadá, y muchos comenzaron a ver en él un modelo de predicación.

Atendiendo a una de esas invitaciones, en Diciembre de 1935 Lloyd-Jones predicó en el Albert Hall, en Londres, y durante su mensaje enfocó los problemas bíblicos que él veía en muchas de las técnicas que se usaban para el evangelismo en aquellos días: “¿Pueden muchos de los métodos de evangelismo que se introdujeron hace unos cuarenta o cincuenta años realmente justificarse por la Palabra de Dios? Cuando leo sobre la obra de los grandes evangelistas en la Biblia, veo que ellos no estaban primeramente preocupados por los resultados; ellos se ocupaban en proclamar la palabra de verdad. Ellos dejaron el crecimiento (al Señor). Ellos estaban interesados sobre todo en que las personas fuesen puestas cara a cara con la propia verdad».

Ministerio en Westminster

Una de las personas que se encontraba presente aquella noche era un anciano de 72 años llamado George Campbell Morgan, pastor de Westminster Chapel, y probablemente el predicador más reconocido de la época. Para ese tiempo Campbell Morgan estaba buscando un sucesor. Así que dos días después de escucharlo predicar, Lloyd-Jones recibió una invitación para predicar en Westminster Chapel el último domingo de ese mismo mes de Diciembre de 1935. Esa fue la primera vez que Lloyd-Jones predicó en esta iglesia de la que luego sería su pastor por casi 30 años. Unos meses más tarde, en Abril de 1936, también fue invitado a predicar en el Tabernáculo Metropolitano, la iglesia de la que Spurgeon fue pastor hasta su muerte en 1892.

Para esa época Lloyd-Jones había recibido la oferta de ser el rector de un Seminario Teológico en Gales. Pero finalmente decidió irse a trabajar con Campbell Morgan en Westminster Chapel en 1938. Al principio pastoreó conjuntamente con Campbell Morgan. Pero cuando estaba a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial, Lloyd-Jones asumió plenamente el ministerio pastoral de la congregación.

Fue un período muy difícil para Inglaterra, tanto en sentido económico como emocional, que también afectó a los miembros de la iglesia. Pero aún así continuaron llevando a cabo sus servicios los domingos casi con normalidad. Debido a que el edificio de la iglesia estaba situado muy cerca del Palacio de Buckingham y otros edificios importantes del gobierno, constantemente estaban en peligro de ser alcanzados por el bombardeo de los alemanes. En 1944, una bomba explotó a unos pocos metros del edificio, cubriendo al predicador y a la congregación de polvillo blanco. Un miembro de la congregación abrió sus ojos después del estampido, y cuando vio que todos estaban cubiertos de blanco ¡creyó que había llegado al cielo!

Un ministerio más amplio

A pesar de las dificultades de la guerra, Lloyd-Jones estuvo envuelto en la fundación de varias instituciones importantes que le dieron un alcance mucho más amplio a su ministerio.

La primera fue la creación de la Biblioteca Evangélica, en 1943. Esta Biblioteca posee una historia sumamente interesante que ilustra la manera extraordinaria como Dios obra para la expansión de Su reino en el mundo.

En 1903, un hombre llamado Geoffrey Williams conoció al Señor en una iglesia Bautista en la que el pastor citaba frecuentemente El Progreso del Peregrino y otros libros de autores puritanos que no se habían vuelto a reimprimir por más de 200 años.

Con el deseo de crecer en su fe, Williams comenzó a adquirir libros, sobre todo de la época del puritanismo, y andando el tiempo tenía una biblioteca bastante grande que él puso a disposición de sus amigos. El número de personas interesadas se fue incrementando, así como el número de libros, de tal manera que para 1928 la biblioteca de Williams poseía unos 20,000 ejemplares.

Al principio operaba en el garaje de su casa, pero luego tuvo que mudarse a un pequeño edificio, a 12 millas al sur de Londres. Como la ubicación no era muy buena, la Biblioteca ya no era tan visitada y Williams comenzó a sentirse desanimado. Pero en 1938 providencialmente conoció a un señor que era miembro de la Capilla de Charing Cross, la iglesia de la que ML-J había sido miembro en su juventud. Y él le recomendó que le planteara su dificultad al Doctor (como era conocido ya).

Cuando Lloyd-Jones conoció la Biblioteca quedó profundamente impresionado por la enorme cantidad de libros buenos que este hermano había logrado reunir, pero le recomendó a Williams que buscara una ubicación más estratégica. Finalmente la Biblioteca Evangélica abrió sus puertas el lunes 15 de Enero de 1945 en la ciudad de Londres. El alcance que esto tuvo en la providencia de Dios es sencillamente imposible de cuantificar, como veremos en un momento.

La segunda institución que Lloyd-Jones ayudó a crear fue la Confraternidad de Westminster. Un grupo de pastores de no más de una docena, comenzaron a reunirse en Westminster Chapel, en 1941, para tratar aspectos prácticos del ministerio. Con el paso de los años este grupo comenzó a crecer y un considerable número de pastores jóvenes comenzaron a ser profundamente influenciados por él. Como bien ha dicho alguien: “Su vasta experiencia, su profunda sabiduría y su sentido común ayudaron a muchos ministros jóvenes con dificultades aparentemente únicas e insolubles”.

También al inicio de la guerra, Lloyd-Jones asumió la presidencia de la Confraternidad Inter-universitaria (IVF por sus siglas en inglés), otra institución que tuvo una profunda influencia dentro y fuera de Inglaterra, para promover la sana teología y un renovado interés en la literatura puritana en una nueva generación de creyentes evangélicos.

Fue bajo la cobertura de IVF que en Diciembre 1950 comenzó la Conferencia Puritana en la que Lloyd-Jones estaría involucrado en los próximos 19 años, conjuntamente con el Dr. J. I. Packer, que para ese tiempo tenía 24 años de edad. Packer estuvo asistiendo regularmente a Westminster Chapel cada domingo entre los años 1948-1949. Según Packer Él nunca había escuchado una predicación como esa. Venía “como la fuerza de un choque eléctrico” trayendo sobre él un sentido de la presencia de Dios como ningún otro hombre que él hubiera conocido.

En este punto de nuestra historia debo introducir otra institución que Martyn Lloyd-Jones ayudó a fundar y cuyo alcance solo conoceremos en el cielo. Un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad de Durham, en Inglaterra, comenzaron a ser influenciados por la literatura puritana a principios de 1950, así como por los escritos de Jonathan Edwards.

Entre estos estudiantes se encontraba Iain Murray a quien le preocupaba el desconocimiento general de los puritanos y los reformadores ingleses; así que decidieron publicar una pequeña revista a la que llamaron “Estandarte de la Verdad” (basados en el Salmo 60:4 que dice: “Has dado a los que te temen bandera que alcen por causa de la verdad”).

El primer número fue publicado en Septiembre de 1955. Cuando Lloyd-Jones supo de este esfuerzo, contribuyó personalmente con 100 libras para su publicación, una cantidad considerable en aquellos días, a la vez que pidió a los diáconos de Westminster Chapel que proveyeran la mitad de la suma necesaria para la impresión del segundo ejemplar. Al mismo tiempo, Lloyd-Jones alentó a Iain Murray a escribir un libro en el que demostrara las convicciones calvinistas de los reformadores ingleses. Cuando Lloyd-Jones leyó el manuscrito, en Mayo de 1956, le pidió a Murray que viniera a trabajar a Westminster Chapel como su asistente.

Y aquí tengo que introducir otro personaje, llamado Jack Cullum, un experto en acústica que se hizo inmensamente rico al diseñar durante la Segunda Guerra Mundial un mufle que reducía el sonido de los aviones. Cullum llegó a profesar la fe en una iglesia Metodista, pero hacía mucho tiempo que se había apartado del Señor. Providencialmente se topó en uno de sus viajes con una pareja de creyentes que le hablaron largamente del evangelio. Así que al llegar a Londres, Cullum reasumió sus visitas a la iglesia Metodista, pero ya no se sentía a gusto en medio de ellos. Entonces alguien le recomendó que visitara Westminster Chapel, donde finalmente se estableció.

Unos meses más tarde, en Enero de 1957, Cullum y su esposa invitaron a Iain Murray y su esposa a cenar con ellos. En un momento Cullum le preguntó a Murray: “¿Por qué toda esa historia y enseñanza de los reformadores ingleses y de los puritanos es tan poco conocida hoy?” A lo que Murray respondió que muchos de esos libros ya no estaban disponibles.

Desde su conversión Cullum había estado orando al Señor para que le permitiera hacer algo útil para Su reino en el resto de sus días. Así que decidió hacer uso de su dinero para financiar la re publicación de muchas de esas obras. Para ello crearon una Fundación que tomó el mismo nombre de la revista que había comenzado a ser publicada con ese mismo fin: “Estandarte de la Verdad”.

Los primeros dos libros estuvieron disponibles a principios de 1958, los cuales se vendieron rápidamente, sobre todo entre los miembros de Westminster Chapel. Y en poco tiempo se publicaron dos más ese mismo año: Sermones Escogidos de George Whitefield, y el primer volumen de obras escogidas de Jonathan Edwards. Para Octubre de 1958 El Estandarte de la Verdad había publicado 11 obras, sorprendiendo a todo el mundo por la rapidez con que se vendieron.

De manera que muchos de esos libros que Geoffrey Williams había estado comprando por años, y que solo se encontraban disponibles en la Biblioteca Evangélica, ahora tendrían un alcance muchísimo mayor. Por supuesto, el hambre por ese tipo de literatura no surgió de la nada. A Dios le plugo usar el ministerio de Lloyd-Jones para generar ese interés en los puritanos que todavía permanece en el día de hoy, sobre todo entre los cristianos de corte reformado.

Enfermedad y retiro

El ministerio de Lloyd-Jones continuó ejerciendo una influencia cada vez más amplia, pero Dios tenía otros planes para él en los próximos años. A principios de 1968, teniendo precisamente 68 años de edad, el Doctor Lloyd-Jones fue admitido en un hospital en Londres por molestias intestinales. Descubrieron que padecía cáncer de colon.

Cuando se supo la noticia, muchas iglesias alrededor del mundo comenzaron a orar por su recuperación. Y aunque la operación fue exitosa, era evidente que el Doctor no podía continuar su ministerio como lo había venido haciendo. Se retiró como pastor de Westminster Chapel a finales de Agosto de 1968. Pero como el mismo manifestó en una carta dirigida a los miembros de su iglesia: “Siento que Dios me está diciendo: ‘Este es el fin de un ministerio y el comienzo de otro’”.

A partir de ese momento, el Doctor se dedicó a la edición de muchos de sus sermones que luego fueron publicados, dar conferencias en diferentes lugares y continuar aconsejando a la enorme cantidad de personas, sobre todo de ministros del evangelio, que buscaban su ayuda. Una nota interesante es que en ese mismo año de 1968 un joven universitario llamado John Piper, había escuchado a alguien decir que los dos volúmenes del Sermón del Monte de Martyn Lloyd-Jones era la cosa más grande que alguna vez haya leído; así que compró y leyó esos dos volúmenes en el verano; y dice Piper que el impacto que produjeron en él fueron inolvidables.

En Mayo de 1979 comenzó a sentirse enfermo. Él pensaba que era una infección viral, pero era en realidad la recurrencia del cáncer. Predicó por última vez el 8 de Junio de 1980 en una iglesia Bautista. A partir de entonces su salud se fue deteriorando cada vez más, hasta que prácticamente ya no podía levantarse. A finales de Febrero de 1981, teniendo todavía toda su lucidez, escribió una nota a su familia en la que decía: “No oren por sanidad. No traten de retenerme de la gloria”[x].

Una nota interesante es que por más de 50 años, Martyn Lloyd-Jones había seguido fielmente el calendario de lectura bíblica de M’Cheyne (eso quiere decir que el Doctor leyó por lo menos 50 veces el AT completo y 100 veces el NT y los Salmos). Una de las lecturas que tocaba el día antes de su muerte, fue la de 1Cor. 15, el gran capítulo del Nuevo Testamento sobre la resurrección. Su hija Ann había orado con él y luego se quedó dormido. Ya no volvería abrir los ojos en este mundo. Al día siguiente, el domingo 1 de Marzo de 1981, el Dr. Lloyd-Jones partió a la presencia del Señor al cual sirvió fielmente por más de 50 años.

Reseñas Biograficas CT Studd


C.T. Studd salió de Inglaterra en Febrero, 1885, rumbo a China. Tenía 23 años de edad, e iba a predicar el evangelio con el grupo misionero de Hudson Taylor. Antes de salir, habló privadamente con Hudson Taylor, informándole que su padre le había heredado una fortuna de unos $2,500,000 dólares, y que el testamento indicaba que al cumplir los 25 años de edad, podía tomar posesión de ese dinero. Sin embargo, su lectura de la Biblia le había conducido a unas conclusiones definidas. Jesucristo había dicho, “Vended lo que poseéis, y dad limosna,” (Lucas 12:33) y “No os hagáis tesoros en la tierra.” (Mateo 6:19.) Los cristianos después de Pentecostés habían hecho esto: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.” (Hechos 2: 44-45.) Finalmente, Jesús había exhortado a un joven rico, diciendo, “Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.” (Marcos 10:21.) A C.T. Studd le parecía que estas obligaciones se aplican igualmente a los discípulos modernos como a los que habían oído las palabras de los labios de Jesús. Por tanto, a la luz de la Palabra de Dios, C.T. había decidido dar toda su fortuna a Cristo, aprovechando la oportunidad dorada de hacer lo que el joven rico no quiso hacer.

No fue una decisión apresurada. Hudson Taylor le recordó que no podía hacer nada por dos años, hasta que tuviera los 25 años de edad, y que no tenía que tomar una decisión final hasta entonces. Pero esto no era una emoción pasajera para C.T. Se trataba de simplemente obedecer la Palabra de Dios.

Pasaron los dos años, y C.T. se encontraba en la ciudad de Chungking, China. Escribió en su diario, “Un día yo estaba leyendo… donde Cristo habló con el joven rico. Entonces Dios me hizo recordar los votos que le había hecho. Unos días después llegaron unas cartas del banco para decirme cuánto había heredado. Dios me dijo lo que tenía que hacer. Entendí en ese momento por qué me habían mandado a la ciudad de Chungking. Necesitaba firmar una carta poder, y se requería la firma de un oficial de la reina de Inglaterra. Fui al Consul, pero cuando vio los documentos, dijo, ‘No los firmaré.’ Finalmente me dijo que me iba a dar dos semanas para considerar la decisión, y si todavía estuviera decidido, los firmaría. Al fin de las dos semanas regresé, los firmó el oficial, y los documentos salieron».

C.T. calculó que su herencia era 29,000 libras. Cada libra era 7.3 gramos de oro puro. El total eran unos 212 kilos de oro. Decidió empezar con dar 25,000 libras. Un día memorable, el 13 de enero de 1887, mandó cuatro cheques de 5000 libras cada uno y cinco cheques de 1000 libras cada uno. Así como un hombre de negocios hace sus inversiones en las mejores acciones, C.T. invirtió en el Banco del Cielo. Mandó 5000 libras a D.L. Moody, con que el Sr. Moody estableció el Instituto Bíblico Moody en Chicago para preparar a los predicadores del evangelio. Mandó 5000 libras a Jorge Müller, indicando que 4000 era para misiones y 1000 para su orfanato. Mandó 5000 libras a Jorge Holland para ayudar a los pobres en Londres. Y mandó 5000 libras a Booth Tucker para el Ejército de Salvación en la India. Este cheque llegó exactamente el día después que habían orado toda la noche por nuevos obreros para reforzar la obra. Se usó para enviar 50 nuevos misioneros. Después dio otros miles de libras para la obra misionera en la China, reservando 3,400 libras para regalarle a su novia en el día de su boda. Pero ella le dijo, “Carlitos, ¿qué dijo el Señor al joven rico? Véndelo todo. Pues vamos a empezar nuestro matrimonio con las cuentas liquidadas.” Se sentaron y escribieron la siguiente carta al General Booth, fundador del Ejército de Salvación: Mi querido General, Estamos muy tristes porque acabamos de oír de la enfermedad grave de su esposa, y nuestros corazones se llenan de una profunda simpatía. No puedo decirle cuántas veces el Señor me ha bendecido a través de leer sus escritos en su publicación “The War Cry” y en sus libros. Y ahora queremos enviar adjunto un cheque por la cantidad de 1,500 libras. Otras 500 libras hemos enviado al Hermano Tucker para su regalo de bodas. Además estoy informando al banco para que venda nuestra última inversión de 1400 libras y mandársela a usted. De aquí en adelante nuestro banco está en el Cielo. Ya ve, no obstante la gran seguridad terrenal del Banco de Inglaterra, tenemos temor de que se quiebre en el día del juicio final. Y hemos tomado este paso de acuerdo con una referencia a la Palabra de Dios, y el mandato de Jesucristo, quien dijo, “Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan.” Además dijo, “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Y otra vez dijo, “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso.”Podemos dar gracias a Dios por su gracia, que hemos hecho esto “no por fuerza, sino voluntariamente” y de todo corazón. Alabado sea el Señor. Amén. Y también damos gracias a Dios que ahora hemos llegado a esa posición de: “No tengo plata ni oro.”

Ahora esta ofrenda no viene de parte mía, porque me enseñaron que la Biblia dice, “si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” Así que tomé todo esto, y se lo di a mi esposa para suplir sus necesidades. Y ahora ella misma está mandando este dinero porque estima que el Cielo es el banco más seguro, y además es muy conveniente porque no hay problemas de cambiar cheques, sino solamente, “pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.”

Biografia C T Studd

Biografia C T Studd

Mientras que el mundo cristiano recuerda a Carlos T. Studd como un eminente misionero pionero, el mundo de los deportes lo recuerda como uno de los mejores de críquet que Inglaterra haya jamás producido.

Todos los Studd se criaron en el lujo. De aquí que se interesaban principalmente en la caza, en el juego de críquet, y en los caballos de carrera de su padre. Puesto que Carlos T. Studd provenía de una familia muy rica, tanto él como sus hermanos tuvieron la oportunidad de pasar mucho tiempo adiestrándose en el deporte del críquet. A los dieciséis años, Carlos era considerado como un experto; y a los diecinueve, fue elegido capitán de su equipo en la universidad de Eton.

Era un joven alto y esbelto, y se sentía muy orgulloso de sus logros deportivos. Pasaba muchas horas frente a un espejo, perfeccionando su técnica.

Continuó, luego, sus estudios en la universidad de Cambridge, preparándose para ser un abogado. No obstante, mientras cursaba su último años de estudios, ocurrió algo que alteró profundamente todos sus planes. Como resultado de una campaña evangelizadora dirigida por el célebre evangelista norteamericano Dwight L. Moody y su director de música, Ira D. Sankey, el padre se convirtió genuinamente al Señor Jesucristo. De inmediato dedicó todo su tiempo y energías a ganar a otras personas para Cristo. Vendió o regaló todos sus caballos de carrera, excepto tres.

Luego desocupó la habitación más grande de su hermosa casa, e invitó a todos sus amigos a asistir a los servicios de evangelización que se realizarían allí. El Sr. Studd se sintió atraído a la campaña de Moody, debido a que los periódicos publicaban artículos muy ofensivos en contra. «Debe de haber algo bueno en este hombre Moody» decía el Sr. Studd. «De otra manera los periódicos no lo insultarían tanto».

El Sr. Studd murió poco tiempo después de haberse convertido. D. L. Moody afirmó, posteriormente, que pocas personas habían hecho más por el Señor, que lo que Studd había hecho.

Una de aquellas cosas que el Sr. Studd hizo por su Señor, fue hablarles a sus tres hijos en cuanto a su bienestar espiritual. Sin embargo, no le fue posible ganar a su hijo Carlos para Cristo.

Más tarde, cuando su hermano Jorge cayó gravemente enfermo, Carlos se sintió profundamente conmovido. Por primera vez caía en cuenta del gran valor de los tesoros espirituales, en comparación con las posesiones mundanales. Por aquel tiempo Moody y Sankey celebraban cultos de evangelización en Cambridge. Muchos de los universitarios asistían a dichas reuniones. Al principio Carlos rehusó asistir.

Aducía que, en lo personal, nunca había sentido una necesidad particular por la religión. Sin embargo, finalmente accedió asistir a unos de esos servicios; y fue uno de los centenares de estudiantes que dedicaron su vida completamente a Cristo.

De seguido, abandono su ambición de ser abogado; lo cual perturbó en gran manera a sus familiares. Sin embargo, Carlos insistía que su vida ahora pertenecía a Dios, y que en el futuro iba a ser un misionero.

Carlos Studd demostró que su vida había sido realmente transformada por Cristo, al hablar y testificar acerca de su nueva fe. Siendo una figura muy conocida en el mundo deportivo, la gente concurría, a donde quiera que iba, para escucharle. De este modo, le fue posible testificar a muchas personas quienes, de otra manera, nunca hubieran escuchado un mensaje sobre las cosas espirituales.

Un día fue a hablar con Hudson Taylor, el fundador de la Misión al interior de la China, para ofrecerse como misionero. Después de haber sido aceptado, persuadió a seis de sus amigos de Cambridge, a seguir pisadas. Este grupo llegó a ser conocido como «Los siete de Cambridge.» El hecho de que estos siete jóvenes universitarios renunciaran a sus negocios, sus carreras, y aun a sus fortunas, que una noticia sensacional en todo el país. Pero ellos habían escuchado el llamado de Dios, y estaban listos para llevar el evangelio a las multitudes aún no evangelizadas en la China.

En 1885 Carlos T. Studd se embarcó con rumbo hacia la China, listo para iniciar allí su obra misionera. Al llegar a Shangai, el 8 de marzo, sin perdida de tiempo se puso a estudiar el muy difícil idioma Chino. Dedicaba por lo menos siete horas diarias a esta tarea.

Tal como lo había hecho Hudson Taylor, Studd hizo posible por identificarse con los chinos. Se vestía como ellos vestían, comía lo que ellos comían, y procuraba, hasta donde le era posible, deshacerse de sus costumbres occidentales.

Un día recibió la noticia de que su padre había fallecido. La carta le informaba, el mismo tiempo, que una gran cantidad de dinero le había sido dejado, de acuerdo al testamento. El joven misionero, que había leído pocos momentos antes el pasaje bíblico que dice: «Anda, vende todo lo que tienes, y dalos a los pobres, tendrás tesoros en el cielo», decidió dar como ofrenda una gran parte de su herencia. Regaló veinticinco mil dólares a Dwight L. Moody, quien usó este dinero para establecer la obra del Instituto Bíblico Moody en Chicago; institución en donde se enseña la Biblia hasta el día de hoy. Envió una cantidad similar a Jorge Muller, para ayudarle en su obra a favor de los huérfanos, y dio también una cuantiosa suma a la obra del Ejército de Salvación en la India. Otros cuatro cheques, cada uno por cinco mil dólares,, fueron enviados a otros líderes cristianos.

Tres años después de haber llegado a la China, C. T. Studd conoció a Priscila Stewart, una joven irlandesa, quien también era misionera. Se casaron, y Dios bendijo su hogar dándoles cinco hijos.

El clima de China no le caía bien a Studd, debido al asma de que padecía; así que, les fue necesario regresar a Inglaterra. Después de pasar seis años recuperando su salud, Carlos Studd salió nuevamente al campo misionero. Esta vez fue al sur de la India, en donde el clima no era tan riguroso; e inició una obra allí, fundando varias iglesias. Al regresar a su patria, después de haber trabajado en aquel campo, se le presentó la oportunidad de abrir el paso para la obra en el África. Comenzó a trabajar desde el río Nilo hasta el Níger, abriendo el camino para las misiones cristianas en ese continente. El 15 de diciembre de 1912, dejando a su esposa y a sus cuatro hijas en Inglaterra, emprendió el viaje que le llevaría hasta el mismo corazón del África. Estableció una misión en Niangara, y para el mes de junio de 1915, había bautizado a doce personas que se habían convertidos. Studd regresó a Inglaterra para reclutar más misioneros, y en 1916 regresó con muchos colaboradores. La misión fue nombrada Cruzada Mundial de Evangelización.

Cuando la salud de su esposa mejoró un poco, ella viajó al África, para ver a su esposo, al cual no había visto en muchos años. Tanto la Sra. de Studd, como el mismo eminente misionero fallecieron en el África. Pero, debido a la obra de la Cruzada Mundial de Evangelización, sus esfuerzos misioneros continúan.

Hoy el mundo cristiano recuerda a Carlos T. Studd, no solamente como uno de los más sobresalientes jugadores de cricket de Inglaterra, sino también como un joven consagrado que llegó a ser un obrero muy importante en el campo misionero de Dios.